30 de noviembre de 2010

Un año pensando y realizando las obras de la Iglesia





El invierno pasado, cuando me fui a LLeida me lleve trabajo preparado para hacer unos libritos, de canciones de la Iglesia, estuve bastante tiempo para prepararlos y mi pobre impresora casi se quemó. Hice cincuenta libros con sus textos y también inserté unos dibujos muy chulos. Después los lleve a encuadernar y en el pueblo los vendí a 6€ y el dinero que saqué descontando lo de encuadernar lo entregue para las reparaciones de la Iglesia.


Desde que empezaron las obras, me preocupe de ir llamando a la gente para que colaborara en retirar escombros y en la limpieza de la Iglesia.



Compre papel para poner en las capillas del retablo del altar mayor y con la colaboración de algunas mujeres lo colocamos, a mi no me dejaron subir a la escalera pues era muy alta, Isabel, que es mas joven y tiene mucha traza fue la encargada de colocarlo, por cierto yo al acercarle la brocha con cola, tuve una mala caída y me rompí el hombro, todavía hoy estoy con la rehabilitación. Les dí un susto a todas las que estaban ayudando, me dolió mas verlas tan compungidas que mi hombro.




Tenemos que agradecer su ayuda desinteresada a Manuela, Mere, Concepción, Elvira, Isabel Cava, Isabel Mota, María Heras, María Rubio, Emiliana, Enriqueta, Aurora, y Anita. Felipa Vélez, Pilar, Encarna, Sofía, Elena, Vicenta, Carmen Garay, Angustias, bueno y un largo etc.


Manuela Cava y su hija Emiliana, han hecho unos manteles para el altar del Santisimo con una tela granate de terciopelo y una puntilla dorada (que pagaron de su bolsillo) que han quedado muy bién.
Felipa Cava compro y pintó unas vidrieras preciosas para las ventanas laterales. Restauro la inscripción en la cruz que hay en la entrada.

Unas personas que también han colaborado mucho son Juan y Pepe, que al igual que yo no nacieron aquí, pero están muy integrados y se afanan por colaborar en todo.


Faustino aparte de hacer una puerta muy chula ha perdido muchas horas reparando cosas que estaban en mal estado.


Ana Fernández hay que reconocerle la gracia que tiene para pedir dinero y la verdad se recogió bastante para seguir con las reparaciones. Los números para la rifa del jamón también fue la que más números vendió.


Colaboraron y mucho Antonia, Ana, y Sagrario; en sus respectivos tienda y bares vendieron calendarios y azulejos


Y que decir de José Antonio (nuestro párroco) se empeñó en hacer las reparaciones y lo consiguió, ha trabajado mucho y se lo agradecemos.



Si me olvido de nombrar a laguna persona puede decirlo y enseguida subsanaré el error.



Ahora queda pendiente el artesonado y la fachada, eso son palabras mayores.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Restaurar lo que queda en efecto son palabras mayores pero por intentarlo que no quede.
Haremos lo que podamos.
Es que verla tan bien como ha quedado vale la pena.
Saludos.
Alicia

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